Tras una larga temporada fuera de órbita, en 2012, el año del fin del mundo, volvemos con más, más variados y mejores contenidos, e icluso con alguna nueva tontería.
No estamos aquí porque debamos, sino porque, como dijo Confucio, oír o leer sin reflexionar es una ocupación inútil.

lunes

El Señor Hostia

Me acuerdo de la primera vez que escuche la palabra ‘Donostia’, San Sebastián. Tenía unos diez años y estaba en clase de euskera. Unos cuantos alumnos estábamos interpretando un pequeño diálogo que aparecía en el libro de texto. El nombre de la capital guipuzcoana se repetía unas cuantas veces.

Mi poco dominio del idioma me permitía entender parte del diálogo y desentenderme del resto. Esto me descolocaba porque comprendía que unos amigos hablaban de algo, mientras aludían a un tal ‘Don Hostia’. La situación era algo confusa para mí. Mientras estábamos reproduciendo un diálogo aparentemente serio, hablábamos de un señor que bien podría ser interpretado por el mismísimo Bud Spencer.

Yo me encontraba a medio camino entre el intento de estar formal, porque yo era un chico formal (o por lo menos en clase), y soltarme a reir desenfrenadamente. Mientras tanto, puede que tal vez me ayudara a contenerme la extrañeza de pensar en cómo en uno de nuestros correctísimos libros se había utilizado un nombre con tales connotaciones hacia el personaje al que referenciaba.
Creo recordar que incluso por momentos estuve a punto de preguntar si de verdad estábamos hablando a cerca de un hombre llamado Señor Hostia y cuál era el motivo de que le apodaran así. Finalmente mi novato sentido común me impidió pronunciarme.

Estos pequeños recuerdos que, a pesar de no corresponderse a situaciones trascendentales de nuestra vida, nos vienen a la memoria de tanto en cuando, creo que son una pequeña bendición cotidiana. Gracias a ellos, aunque ni siquiera nos demos cuenta, podemos trasladarnos, si bien sólo sea por un pequeño instante, a un escondido, latente, lugar interior, en el que aún seguimos siendo ciertamente inocentes, y verdaderamente felices.

No hay comentarios: