Tras una larga temporada fuera de órbita, en 2012, el año del fin del mundo, volvemos con más, más variados y mejores contenidos, e icluso con alguna nueva tontería.
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martes

ENTREVISTA CON ALBERTO VÁZQUEZ-FIGUEROA


OB-Usted ha viajado por todo el mundo y sus obras hablan acerca de todo tipo de culturas, lugares, conflictos. ¿Considera la condición de viajero un aspecto imprescindible para un novelista?

AVF-Hombre, para mi estilo desde luego. Si escribes otro tipo de novela no necesariamente. Pero para escribir novela de aventura sí. Sería absurdo mentir. La gente ahora viaja mucho y enseguida se vería el engaño.


OB-La separación de las tramas en Tuareg tiene un corte muy cinematográfico, el lector casi se encuentra ante el guión literario de un film. ¿Cree que eso ayuda al lector a imaginar de una manera más fluida? ¿Cree que le aporta más facilidad para imaginar lo que lee?

AVF-Puede que sea así. Sin embargo, cada novela que escribo es diferente. Las estructuras que sigo siempre son diferentes y el estilo también. Nunca sé lo que voy a escribir y cómo lo haré. Nada es premeditado. Simplemente comienzo a escribir.


OB-Usted vivió hasta los 16 años en el Sahara, donde conoció de primera mano a los inmouchar, ¿qué recuerda de aquella época?

AVF-Tengo innumerables recuerdos. Eran tres la tribus de los inmouchar; yo me crié entre ellos y tendría miles de historias, no sabría con cuál quedarme. Después también viví cinco años en África. Más tarde en la Polinesia. Muchos recuerdos.


OB-¿Existe algún Suilem en su vida, alguien que le haya contado historias que le han enseñado a comprender la vida?

AVF-El chico que me crió en el Sahara se llamaba Suilem. El personaje de Tuareg es real. El era un chico de raza negra, muy grande, que se encargaba de cuidarme, de la granja de avestruces y de algunos recados. Y sí, me contó muchas historias que luego me han acompañado en mi vida. Recuerdo, entre muchas cosas que me contó, la historia de cómo compró la libertad de su novia, que era esclava, para poder casarse con ella. Y muchas historias más.


OB-¿La Gran Caravana es una leyenda real?

AVF-Es real. Pero nunca nadie llegó a encontrarla.


OB-¿Qué características personales suyas cree que se asemejan más a Gacel Sayah?

AVF-Ninguna. Creo que no me he de mezclar con mis personajes. He escrito unas cuarenta novelas y cientos de personajes, si en cada uno de ellos dejara mi marca acabaría por escribir mi biografía. Un escritor comienza a serlo de verdad cuando consigue separarse de sus personajes y contar la vida de éstos y no la suya.


OB-Gacel sabía adaptarse a las realidades y los mundos que no eran el suyo, según él. Lo demostró cuando llegó a la capital, sin embargo tuvo gran temor. ¿Cuál cree que es la razón de que el ser humano sea una especie con tanto temor al cambio de costumbres y de realidades sociales?

AVF-Es precisamente porque no sabemos qué debemos hacer cuando no estamos en nuestro sitio. Le ocurre al ser humano y a las demás especies. Aunque también es verdad que unos tenemos más capacidad de adaptación que otros. A un tuareg si lo llevas al Polo Norte, tal vez logre adaptarse y sobrevivir. Si llevas a un chimpancé lo más seguro es que muera congelado al de poco.


OB-Si cambiase el final de Tuareg, ¿qué vuelco le daría?

AVF-No lo cambiaría. Desde luego que Tuareg no podría acabar bien. La tragedia que supone para el lector ver ese final para un hombre tan maravilloso es lo que le asombra y lo que jamás hubiese esperado. Su final es así porque el tuareg es así, no sabe adaptarse bien porque está fuera de su medio y termina por cometer un error.


OB-¿Cuál cree que es el secreto del éxito de sus novelas? ¿Qué ingredientes cree que no le deben faltar a una buena historia?

AVF-La verdad que no lo sé. Si lo supiera, como el que sabe cocinar una buena paella, todas mis novelas serían buenas. Y no es así. De hecho la mayoría son malas.


OB-¿Qué tiempo tarda aproximadamente en escribir una novela?

AVF-Tuareg tardé unos 25 días. El perro tardé tres. Pero normalmente suelo tardar unos dos meses. Más tiempo me aburre.


OB-¿Cuál es la novela de la que se siente más orgulloso?

AVF-Tuareg, sin duda.


OB-Recomiéndeme una novela que no sea Tuareg

AVF-Cien fuegos.


OB-¿Me podría adelantar de qué tratará su próxima novela?

AVF-La verdad es que sería difícil de explicar en pocas palabras. Es una historia muy extraña que trata sobre la Isla del Hierro.


OB-¿Cómo empezó el proyecto de la desalinizadora?

AVF-Yo fui profesor de submarinismo. Además estuve viajando un tiempo con Jacques Cousteau. Él era un hombre sabio que nos enseñó mucho a los que fuimos con él. Nos enseñó a pensar en el mundo, a ser racionales. Así empecé a pensar en ello. Realmente ahora me interesa más el tema de resolver el problema del agua en el mundo que la literatura. Pero habré de seguir con la literatura para que me ayude a intentar solucionar el problema del agua.


OB-Escritor, periodista, buceador, inventor, ¿qué nuevas facetas le quedan por descubrir o por descubrirnos?

AVF-Hay cosas que es mejor que no se sepan, cosas que no se saben, pero que es conveniente que así sea (ríe). Guerras, aficiones…. Ahora salió un libro, Siete vidas y media, que habla sobre mi vida, pero tampoco es un buen libro.


OB-El viaje que le falta por hacer.

AVF-Alaska. En verano. Siempre he querido ir. Pero quiero ir en verano, en invierno hace demasiado frío.


OB-La naturaleza, las culturas, la aventura, las mujeres. ¿Con qué se quedaría AVF en su vida?

AVF-Con las mujeres (ríe).

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